Adoro ponerlo en jugos y tés. El jengibre se convirtió en mi compañero desde que descubrí que una infusión caliente de té y jengibre podía calmar un dolor de garganta y hacer que un resfriado se tornara algo más suave y poder soportarlo. Leí por ahí que limpia y desintoxica el cuerpo, así que compré, pero parece que esta vez se me pasó la mano y comenzó a brotar.

Como me daba pena botarlo lo puse un un cuenco de greda y comencé a regarlo. Me dijeron que solo daba hojas pero nunca papas y que no se va a reproducir, pero con la belleza de su verdor que adorna mi cocina ya me hace lo suficientemente feliz.

La mejor receta para el verano es cortar un poco de la raíz, como del tamaño de un dado y pelarlo, exprimir un par de  limones y meterlo con un litro de agua fría a la juguera. (Opcional: unas hojas de albaca o menta).

Una delicia de verano.